Hacer las maletas y embarcarse a trabajar como trabajador autónomo en un proyecto en otro país de la Unión Europea, además de la barrea de lenguaje, hay otros aspectos que deberemos de tener en cuenta y no pasar por alto.

Debes de saber antes que nada, que durante el período de dos años, estarás cubierto por la seguridad social de tu país de origen, como trabajador desplazado.

Las normas están planteadas para facilitar la estancia un tiempo determinado y limitado:

–  No es necesario el permiso de trabajo, salvo si tienes previsto trabajar  en Alemania, Austria o Croacia, en estos países existen restricciones  en algunos sectores.

– No necesitarás el reconocimiento de tus titulaciones, aunque en el caso de ciertas profesiones te exigirán una declaración escrita.

– Las cotizaciones las seguirás pagando en tu país de origen y estarás cubierto por su seguridad social.

–  Es cierto que en muchos países tendrás que abonar por servicios que en tu país son gratuitos.

A la hora de formalizar tu jubilación, el país de origen será el que se ocupe de todos los trámites necesarios.

Para estar cubierto por la seguridad social de tu país, es necesario que cubras un formulario, que servirá para demostrar que tanto tú como las personas que están a tu cargo estaréis protegidos durante vuestra estancia en el extranjero (no mayor al plazo de de dos años, que señalábamos con anterioridad); si tu intención es trabajar más de los dos años mencionados, tienes la opción de solicitar una exención que hará que puedas mantener la cobertura en el país de origen durante ese tiempo.

Puede darse la situación de que te exijan presentar en el país destino una declaración previa de tu intención de trabajar.

Obviamente nada de lo aquí expuesto, se aplica en países fuera de la Unión.

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